La lucha contra el Alzheimer y el Parkinson da un paso más

Imagen de Alzheimer y Parkinson
Alzheimer y Parkinson

Actualmente el Alzheimer y el Parkinson son los dos trastornos neurodegenerativos más comunes en todo el mundo, destaca un estudio realizado durante más de cinco años y llevado a cabo por un equipo internacional de la Universidad de Leicester, comandado por el Dr. Carlos Breda.

Los investigadores, que recientemente han publicado dicha investigación en Proceedings of the National Academy os Science of the U.S.A. han puesto de relieve el potencial terapéutico de la inhibición de dos enzimas reguladoras, la quinurenina-3-monooxigenasa (KMO) y el triptófano-2,3-dioxigenasa (TDO).

Los expertos también han subrayado la mejora en el rendimiento del aparato locomotor, la reducción del envejecimiento celular, así como de la propia neurodegeneración.

Dicho estudio ha sido realizado en las moscas de la fruta, lo que induce a pensar en su posterior aplicación positiva a los humanos.

A día de hoy no hay fármacos totalmente eficaces para combatir el Alzheimer ni el Parkinson,  por lo que estudios como el citado abren nuevas expectativas a la aparición de tratamientos ganadores contra la enfermedad.

Estos tratamientos deben de ayudar a controlar la enfermedad y muerte de las células nerviosas, para conseguir dos grandes objetivos a corto y a medio plazo: tales como son el retraso en la aparición de la enfermedad, e incluso la prevención de ésta por completo.

Según señala el Doctor Breda, “existe un interés muy considerable en el desarrollo de esos nuevos fármacos”, dado que atañen principalmente a las personas mayores y según la figura de la pirámide de población, ésta se hace cada vez más extensa en este sector.

Como resumen, cabe señalar que los aspectos sociales y económicos de enfermedades como Alzheimer y Parkinson en la sociedad actual pueden deparar altísimos costes en países con población decreciente, es decir prácticamente todo Occidente, y a no muy tardar, las sociedades más envejecidas de Asia-Pacífico.

Por ello se debería estimular social y económicamente el desarrollo de todos los servicios, tanto públicos como privados, que van a demandar estos pacientes.

 

 

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