¿Quieres un vaso de leche? Una inocente pregunta que se puede agriar.

Botella y taza de leche
Botella de leche

 

¿Quieres un vaso de leche? Una inocente pregunta que se puede agriar.

Una pregunta aparentemente inocente puede provocar la más agria de las polémicas entre los defensores de la ingesta de la leche de vaca y entre aquellos que apuntan que tras el destete deberíamos decantarnos por las «leches» vegetales.

Con motivo del Día Mundial de la Leche, la Fundación Española de la Nutrición (FEN, fen.org.es) y la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT, finut.org) presentaron recientemente un informe denominado “La leche como vehículo de salud en la población”, con el objetivo de concienciar a la población de que este alimento básico da lugar al estado y calidad de vida al que todo ser humano desea aspirar.

Según estas asociaciones, la leche es un alimento básico que contiene unas propiedades nutricionales distintas a las de otras bebidas de origen vegetal.

Este planteamiento se recoge en un informe presentado por la Fundación Española de Nutrición (FEN) y la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT).

El informe detalla que más del 70% de la población no cubre las ingestas recomendadas de calcio, un mineral clave para el desarrollo y el fortalecimiento de los huesos, y apenas el 20% de la población española cubre las cantidades diarias recomendadas de ácidos grasos omega-3, esenciales, entre otras cosas, para el mantenimiento de una buena salud cardiovascular y un correcto desarrollo del sistema nervioso y cognitivo.

Así recomiendan en torno a 2-4 raciones diarias de leche y de sus derivados lácteos, lo que equivale a entre 2 y 4 vasos.

La leche, al contrario que otras bebidas derivadas de vegetales como la soja,  de frutos secos como la de almendra  o de cereales como la de arroz, presenta una variedad nutricional muy rica porque contiene calcio, fósforo, magnesio, zinc, yodo, selenio y vitaminas A, D y del complejo B; presenta una cantidad muy alta de vitamina B12.

Cuanto más productos lácteos de bajo contenido graso se consumen hay menor riesgo de hipertensión. Hay bastantes estudios que han confirmado también una menor incidencia de diabetes tipo 2 y se debe a que la lactosa induce una respuesta de insulina menor.

Intolerancia a la lactosa

En el mundo hay dos tipos de personas: las que toleran la lactosa y las que no. Si usted está en el segundo grupo, no tiene más que restringir los lácteos o eliminarlos en función del grado de intolerancia.

El presidente de la Finut (Fundación Iberoamericana de Nutrición), Ángel Gil, afirma que en España tenemos unos valores de intolerantes a la lactosa en torno al 20 por ciento.

Han mejorado los métodos de diagnóstico gracias a la aparición de técnicas como el test de aire espirado, capaz de diagnosticar fácilmente intolerancias tras la ingesta de un vaso de leche.

Pero incluso si no tiene dificultad para digerir la leche y sus derivados, es posible que crea que le puede hacer daño o perjudicar su salud.

Por otro lado, está la alergia a la leche (a su proteína, concretamente), que no tiene nada que ver con la intolerancia a la lactosa y que afecta al 1 por ciento de la población. Este segmento también debe abandonar la ingesta de lácteos.

¿Son las grasas saturadas las malas de la película?

Los detractores de la leche de vaca pueden argumentar que los lácteos «tienen mucha grasa saturada”. Hay lácteos desnatados que prácticamente no tienen ninguna grasa. Entre los demás, los hay con porcentajes modestos (un 3,6% la leche entera, alrededor de un 3% en el caso de un yogur no descremado) y realmente abultados, como el queso (muchos de ellos superan el 30%).

Este es un terreno resbaladizo donde la evidencia científica parece estar poniendo en entredicho tesis muy arraigadas. Como explica el nutricionista Juan Revenga aunque durante un tiempo se pensó que todas las grasas saturadas eran malas, nuevos estudios están mostrando que no se puede generalizar y que las lácteas pueden ser incluso beneficiosas para la salud.

Las leches vegetales no lácteas elaboradas a base de agua e ingredientes vegetales no contienen lactosa ni colesterol, la mayoría son de bajo contenido calórico, tienen un alto contenido en agua (hasta el 90%) y sus componentes son fáciles de asimilar y digerir.

Además, contienen menos grasa que la leche de vaca, con un elevado porcentaje de grasas mono y poliinsaturadas, que benefician la salud cardiovascular. Su contenido en vitaminas del grupo B es notable, aunque no se encuentra vitamina B12 que se presenta casi exclusivamente en alimentos de origen animal. Tienen un considerable contenido en potasio, y la relación sodio/ potasio es muy buena, sostienen los nutricionistas de  la web  sano y  ecológico sanoyecologico.es

Por todo ello, es una excelente alternativa no solo para las personas que eligen llevar una dieta sana y equilibrada y para quienes escogen seguir una dieta vegetariana, sino también para aquellos grupos de población que por circunstancias especiales no toleran alguno de los componentes presentes en las leches animales, como la lactosa o las proteínas de la leche de vaca, al igual que para personas con problemas de digestiones lentas, colon irritable, estreñimiento, diarreas.

Si es intolerante a la lactosa, mejor no ingiera lácteos (o solo algunos y en pequeñas cantidades si no lo es mucho). Si sufre alergia a su proteína, tampoco. Si no se da ninguno de los dos casos y le gusta la leche y sus derivados, disfrútelos y sepa que es un alimento completo cuyo consumo habitual presenta gran cantidad de beneficios en cantidades moderadas. Si le desagradan los lácteos, o por alguna razón no puede probarlos, elija otros muchos alimentos que le proporcionen una dieta equilibrada.

 

 

Tags:  lácteos, leches vegetales, dieta vegetariana

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