Dejar de fumar, ¿cómo respondería nuestro cuerpo?

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Dejar de fumar, ¿cómo respondería nuestro cuerpo?

Dejar de fumar, ¿cómo respondería nuestro cuerpo?

Al dejar de fumar nuestro cuerpo responde positivamente, casi de inmediato, si tenemos en cuenta que a los 20 minutos de dejar de fumar se normaliza el ritmo cardíaco y la presión arterial.

A las 12 horas el monóxido en la sangre vuelve a la normalidad. De 2 semanas a 3 meses mejora considerablemente la función pulmonar y la circulación.

Al año el riesgo de enfermedad coronaria disminuye a la mitad respecto a una persona fumadora. Y de 5 a 15 años se iguala el peligro de sufrir un ataque de corazón a una persona que no haya fumado en su vida.

El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, lanzó en el 2006 un programa antitabaquismo que cuenta con ayuda de profesionales, con el fin de apoyar a los fumadores que desean dejar la droga del tabaco.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) “el tabaco está vinculado al 65% de todas las muertes en la Unión Europea. Esto supone 1,9 millones de fallecimientos cada año por cáncer y la misma cantidad por enfermedades cardiovasculares. En España, más de 60.000 personas fallecen cada año a causa del tabaco lo que significa 164 cada día”.

Y teniendo en cuenta que la edad de empezar a fumar es sobre los 13 años el problema se  agrava más.

El tabaco no solamente provoca cáncer de pulmón sino que es el causante de 29 enfermedades reconocidas y de 10 tipos de cánceres.

El tabaquismo causa más del 90% de las bronquitis, el 95% de cáncer de pulmón, el 30% de las cardiopatías coronarias. También tiene que ver con el cáncer de esófago, vejiga urinaria, boca y laringe.

El tabaquismo afecta a las mujeres además de otras formas: al tomar anticonceptivos el riesgo de infarto se multiplica, se adelanta la menopausia entre dos y tres años, lo que puede conllevar a padecer osteoporosis,…

Si supiéramos las sustancias cancerígenas que contiene el tabaco, ¿encenderíamos un cigarro?.

Esas sustancias que introducimos en nuestro cuerpo cada vez que fumamos, son:

  • Alquitranes, utilizados para asfaltar carreteras y calles
  • Arsénico, veneno mortal muy potente
  • Cadmio y níquel, utilizados en baterías
  • Cloruro de vinilo: discos de vinilo
  • Creosota, componente del alquitrán
  • Formaldehído, conservante orgánico usado en laboratorios forenses y anatomía patológica
  • Polonio 210, radioactivo
  • Uretano, utilizado para embalajes

También se dan otros elementos tóxicos que irritan los ojos y las vías respiratorias.

Por todo ello si los fumadores desean desterrar el tabaco de su día a día, el Ministerio de Sanidad Servicios Sociales e Igualdad y/o la Asociación Española contra el Cáncer cuenta con programas respaldados por profesionales en la materia.

El dejar de fumar por cuenta propia es muy difícil. La persona ha de estar totalmente convencida y realizar un gran esfuerzo psíquico debido a que el tabaco “engancha”. Es una droga al contener nicotina (La dependencia del tabaco afecta al 95% de los consumidores debido a la nicotina).

Deshabituación del tabaco. Dejar de fumar.

El 70% y el 80% de las personas fumadoras desean dejar de serlo pero sólo un 10% lo logran.

Para ello se han desarrollado planes personalizados ya que no todos los fumadores son iguales y cada uno de ellos necesitan ser atendidos de forma individualizada.

Los tratamientos que se recomiendan son los siguientes y siempre bajo la tutela de un profesional.

Terapia sustitutiva de la nicotina 

Consiste en administrar a los fumadores la nicotina por una vía diferente.

Se utilizan parches (vía transdérmica), chicles o caramelos (vía oral), spray nasal (vía intranasal) e inhalador de nicotina (vía inhalatoria) durante 2 o 3 meses.

Mediante este método el 30% o 40% de los fumadores lo han dejado y después de 12 meses del tratamiento han seguido sin fumar.

No todos pueden utilizar esta terapia sustitutiva, como:

  • Personas que hayan sufrido un infarto de miocardio reciente
  • Fumadores con arritmias cardíacas severas
  • Personas con angina de pecho inestable
  • Mujeres embarazadas y durante el periodo de lactancia
  • Personas con úlcera gastroduodenal activa

Buboprion

No contiene nicotina, es un medicamento antidepresivo y está indicado para fumadores con antecedentes de depresión y alcoholismo.

La duración del tratamiento es sobre 7 o 9 semanas.

El 40% de los que se han inclinado por este tratamiento a los 12 meses del mismo han seguido sin fumar.

Vareliclina

Medicamento específico para ayudar a las personas que quieran dejar el tabaco.

La vareniclina bloquea los efectos placenteros de la nicotina en el cerebro.

La duración del tratamiento es aproximadamente, siempre dependiendo del fumador, de 12 semanas.

El 40% de las personas que utilizaron este método a los 12 meses seguían  sin fumar.

Programas psicológicos

Se basan en terapias psicológicas para que el fumador sepa controlarse cuando sienta necesidad de fumar durante la abstinencia.

El 50% de las personas a los 12 meses de tratamiento no han vuelto a fumar.

Programas informáticos

Son programas informáticos de autoayuda. Desarrollan información, consejos y pautas para olvidarse del tabaco.

El porcentaje de abstinencia es del 10% al 20% al año de haber empezado el tratamiento.

La AECC ofrece una app Respirapp, un programa completo de 4 semanas de duración.

En esta app en caso de requerir una atención más personalizada, hay un acceso directo al consultorio de la AECC, donde un profesional dará respuesta a las dudas que surjan.

Existen otras terapias como la acupuntura, la hipnosis, la homeopatía que no están dentro del programa sanitario.

Desde ONG Guía de Mayores os animamos a seguir uno de estos tratamientos, siempre bajo el control de profesionales, y de esta forma lograremos erradicar cánceres relacionados con el tabaquismo.

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