Cuidadores y familiares de enfermos de Alzheimer

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Cuidadores. Alzheimer

En el día Mundial del Alzheimer, 21 de septiembre, es imprescindible destacar la figura de los cuidadores y familiares de los enfermos de Alzheimer. Es una difícil labor que se aborda en la mayoría de los casos sin un conocimiento previo de la enfermedad y sus cuidados.

Es fundamental que el cuidador principal y los familiares adquieran los conocimientos necesarios para afrontar las circunstancias que vayan surgiendo de manera mucho más adecuada, ya que facilita la adaptación a los cambios en el proceso de la enfermedad.

Es importante conocer las fases, los síntomas psicológicos y conductuales propios del Alzheimer, aunque siempre teniendo en cuenta que la evolución y la sintomatología que puede aparecer y el grado en que afecta es diferente y varía en cada persona.

El día a día, se convierte en un entrenamiento como cuidador, que tiene como fin la adquisición de destrezas y habilidades para abordar el cuidado.

Por ello, los profesionales que trabajamos con los cuidadores y familiares, tratamos de apoyarles en las cuestiones que van surgiendo, guiándoles y transmitiéndoles acciones terapéuticas para conseguir una mayor calidad de vida de ambos.

De la situación de cuidado, suelen aparecer una serie de señales que dan la voz de alarma sobre la sobrecarga que experimenta el cuidador.

Se tiene que intervenir cuando se detecten los primeros avisos del conocido Síndrome del Cuidador:

  • La salud se ve deteriorada (insomnio, mayor tensión muscular,…).
  • Pérdida de energía y mayor cansancio.
  • Aumento o disminución del apetito.
  • Reducción de la jornada de trabajo o las tareas domésticas.
  • Empiezan o aumentan los conflictos familiares. Se producen alteraciones en las relaciones familiares debido a los sentimientos de miedo o culpa, angustia, cansancio mental y estrés que puede provocar el afrontamiento de la enfermedad.
  • Cambios en la forma de trato con el familiar (menos paciencia, incremento de frustración e irritabilidad,…).
  • Se disminuye o desaparece el tiempo de ocio y relaciones sociales.
  • Aparición de un bajo estado anímico, incluso sentimientos depresivos.

Cuidar de una persona con la enfermedad de Alzheimer implica una serie de demandas que pueden perjudicar al cuidador tanto física como psicológicamente, por ello es importante mantener unos hábitos de vida saludables.

Los cuidadores se ven sometidas a lo largo del día a un esfuerzo continuo, por lo que hay que marcarse tiempos de descanso, tomar un respiro entre tareas y usar por ejemplo técnicas de relajación.

Tener un sueño reparador es fundamental, pues no dormir lo suficiente puede ocasionar  mayor aumento de la tensión emocional y cansancio.

El ejercicio físico es una forma saludable de eliminar las resistencias que se van acumulando a lo largo del día. Por ello, el cuidador debe tratar de disponer de tiempo libre dedicado a realizar actividad física.

Al igual, el exceso de tareas y cuidados, provoca la disminución del  tiempo de ocio y relaciones sociales con familiares y amigos, siendo por tanto necesario delegar en otras personas la tarea de cuidar.

En líneas generales, el cuidador, es la herramienta que proporciona la atención necesaria a la persona con Alzheimer, la cual debe disponer de información y formación necesaria sobre la enfermedad; para ello existen Instituciones, Entidades y recursos de apoyo al Cuidador y familiares que deben ser utilizados.

Para aliviar la sobrecarga es importante que el cuidador principal opte por delegar tareas en familiares y profesionales, para de esta manera compartir las responsabilidades de los cuidados y disponer de tiempo libre para descansar y realizar actividades de ocio.

Cuidarse a uno mismo para poder cuidar mejor.

Este post es fruto de la colaboración entre Cognitiva Unidad de Memoria y ONG Guía de Mayores.

Realizado por Esther Prieto. Trabajadora Social Cognitiva Unidad de Memoria Chamartín.

 

 

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