Entrevista a David Carrasco, Director del Instituto BBVA de Pensiones

Imagen de Pensión de jubilación
Pensión de jubilación

Sobre la pensión de jubilación nos realizamos multitud de preguntas las cuales tienen respuestas por las entidades bancarias. El BBVA ha tenido la gentileza de  proporcionar a ONG Guía de Mayores las respuestas sobre este tema que preocupa, en cierta medida, a las personas que piensan en la jubilación o a las que les falta menos tiempo para llegar a ella.

La pensión de jubilación es para muchos españoles un asunto de máxima preocupación, por ello, desde ONG Guía de mayores, nos hemos adentrado en esta cuestión, que debería «ocuparnos no preocuparnos», según David Carrasco del Instituo BBVA de Pensiones, entidad que  facilita herramientas para contar con la máxima información en este ámbito y que nos aconseja ahorrar, cada uno en la medida de sus posibilidades, para llegar a buen puerto al final de nuestra vida laboral.

Pregunta: ¿Debería ser una cuestión de máxima preocupación, teniendo en cuenta que los sueldos medios dejan poco espacio para el ahorro o para cualquier otra pequeña inversión de futuro?

Respuesta: No creo que el tema de las pensiones deba ser una cuestión de preocupación, sino de ocupación.

Es cierto que, en la actualidad, la gente muestra inquietud sobre las pensiones (así lo señalan casi nueve de cada diez españoles en la IV encuesta sobre pensiones y hábitos de ahorro en España) pero deberíamos pasar de ese estado de preocupación –que, en muchos casos, incorpora un miedo a un sistema que, en gran medida, es desconocido- a otro de ocupación, donde los ciudadanos analicen cuál puede ser su situación en el momento de la jubilación, y a partir de ahí tomar las resoluciones más adecuadas en función de sus preferencias y situación.

P: ¿Y en qué dirección se debería dirigir esa toma de decisiones?

R: Dichas resoluciones pueden ser muy diversas: ahorrar, no ahorrar, decidir que con la pensión estimada de la Seguridad Social será suficiente (o no) pero en todo caso, las decisiones que se tomen deben estar basadas en la información, no como ahora que en muchos casos tales decisiones (o la ausencia de las mismas) se deben a la falta de información de la sociedad.

En Mi Jubilación llevamos casi cuatro años intentando, de manera totalmente gratuita, contribuir al conocimiento de la ciudadanía a través de información (con más de 1.000 artículos, cerca de 100 vídeos –que han sido vistos más de 200.000 veces- y 40 infografías sobre el tema publicados hasta la fecha) y las calculadoras que ponemos a disposición de la sociedad, a las que han accedido hasta hoy más de 4 millones de personas.

P: El gasto en pensiones creció en el último febrero, ¿considera eficaz la medida propuesta desde altas instancias de retrasar la edad de jubilación?, ¿En todos los casos o sólo en algunos específicos?

R: El retraso gradual en la edad ordinaria de jubilación de los 65 a los 67 años (recogida en la Ley 27/2011) es una medida muy potente para la sostenibilidad financiera del sistema.

Pensemos que una vez se haya introducido completamente en 2027, supondrá que en condiciones normales una persona cotizará dos años más (al pasar la edad ordinaria de jubilación de los 65 a los 67 años) y además la pensión -que se percibe hasta el momento del fallecimiento- se cobraría dos años menos, salvo por el efecto que pueda suponer el aumento de la esperanza de vida de aquí al año 2027.

Hay que tener en cuenta que los sistemas de pensiones que hoy conocemos nacieron a finales del Siglo XIX (en la Alemania de Bismarck) y que en aquel momento la edad de retiro se estableció en los 65 años, cuando más de la mitad de la población fallecía antes de los 40 años, y únicamente 3 de cada 10 personas llegaban vivas a los 65.

P: La longevidad actual es una muy buena noticia pero ¿cómo podemos disponer de los recursos necesarios para enfrentarla?

R: Desde el siglo XIX hasta ahora, hemos asistido a la magnífica noticia de que la esperanza de vida en países como España se ha duplicado, 9 de cada 10 personas llegan vivas a los 65 años y viven, de media, 21 años a partir de ese momento. Y la esperanza de vida, además, no se ha parado sino que continúa creciendo hoy, a razón de 1,6 años por cada década transcurrida.

Esta explosión de la longevidad, este regalo que la vida nos está haciendo a las personas que vivimos en estos momentos -algo que en 8.000 generaciones desde el Neolítico no se había producido- es una magnífica noticia que acarrea el problema de cómo financiar esas pensiones en un contexto de:

-Aumento sostenido de la longevidad

-Jubilación, a partir de mediados de la próxima década, de las cohortes poblacionales más numerosas en España (los babyboomers nacidos entre 1.960 y 1.975)

-Pensiones más elevadas, dado que las personas que están accediendo actualmente a la jubilación han tenido salarios más altos y carreras de cotización más largas que las anteriores generaciones de jubilados

Desde esta perspectiva el retraso de la edad de jubilación, sin ser la única, es una de las medidas necesarias para que el sistema sea sostenible financieramente y mantenerse para que, en el futuro, las próximas generaciones de jubilados puedan seguir percibiendo la pensión que han devengado con sus cotizaciones sociales a lo largo de su vida laboral.

Dicho lo cual puede haber -y de hecho existen- profesiones en las cuales, por su especial penosidad, existen coeficientes reductores de la edad de jubilación (Régimen Especial de la Minería del Carbón, Régimen Especial de los trabajadores del Mar,…).

P: ¿A qué edad debería un trabajador o trabajadora comenzar a preocuparse por su jubilación?

R: Como decíamos anteriormente, se trata de ocuparse sobre la jubilación.Y, desde esta perspectiva, debería hacerse en el mismo momento en el que la persona entra en el mercado de trabajo.

Es algo que cuesta mucho, porque con veinte años es muy difícil hacer un planteamiento a 40 años vista y en España, incluso por motivos culturales, nos cuesta más… pero es algo muy recomendable, porque cuanto antes empecemos a planificar nuestra jubilación, menor será el esfuerzo que tendremos que hacer, tanto por el hecho de que repartiremos la carga en un número mayor de años, como porque la capitalización del ahorro reduce, con la ayuda del tiempo, dicho esfuerzo.

P: Dentro de las propuestas lanzadas por su entidad ¿podrían subrayar dos, una para menores de 50 años y otra para las personas que han traspasado este umbral y se acercan a los 65 años?

R: En Mi Jubilación nuestro único objetivo es facilitar información y herramientas  a la ciudadanía, para que las personas puedan tomar decisiones informadas. Pero no hacemos recomendaciones sobre fórmulas de ahorro. De hecho, ni siquiera entramos en si cada persona debe o no ahorrar, ya que entendemos que la situación, circunstancias y/o preferencias por el consumo o ahorro a lo largo del ciclo vital corresponden a cada persona.

Eso sí, nuestro objetivo es que las decisiones de los ciudadanos –ya sea ahorrar, no hacerlo, o los vehículos a través de los que instrumentar el ahorro- se tomen partiendo de una información y conocimiento adecuados, y no desde el desconocimiento y la preocupación, como desgraciadamente ocurre en la mayoría de los casos en la actualidad.

P: ¿Y si una persona sabe que su pensión va a ser baja y tiene dificultades monetarias, qué le recomienda, cómo podría mejorar su situación de cara al futuro?

R: Es importante tener en cuenta que la etapa laboral de una persona puede extenderse durante cuarenta o más años. Teniendo en cuenta lo anterior, es muy posible que a lo largo de dicha etapa se encuentre con situaciones peores y/o de dificultades económicas.

Pero también lo es que las situaciones de crisis suelen tener carácter cíclico y su duración (aun en las más profundas, como la acontecida desde el año 2008) no deja de ser una fracción de un período mucho más largo como es la vida laboral.

Por tanto, lo importante es que durante toda la vida las personas dispongan de la información necesaria sobre su jubilación, y que a partir de ahí puedan implementar decisiones de ahorro, si ese es su deseo, cuando la situación económica se lo permita.

P: ¿Hay otros productos distintos de los planes de pensiones que puedan contribuir a mejorar nuestro futuro tras la etapa laboral?

R: Por supuesto que sí. En mi opinión, la decisión más importante que debe adoptar una persona es la de ahorrar para su jubilación o no hacerlo. A partir de ahí, el vehículo de ahorro debe ser aquel con el que dicha persona se sienta más cómoda. Hay gente que ahorra en depósitos, en fondos de inversión, en bolsa, en seguros, en planes de pensiones, incluso en ahorro inmobiliario…

Es cierto que los Planes de Pensiones son vehículos destinados específicamente para la jubilación y, por ello, cuentan con una normativa y fiscalidad específicas, pero al final lo más relevante es la decisión de ahorrar, y el vehículo en que lo hagamos debe ser aquel que encaje en nuestro perfil como ahorrador.

P: Por último, ¿Cuáles serían en su opinión las claves del ahorro, para hacerse con una hucha propia? y ¿Cuáles son algunos de los gestos que nos pueden ayudar a gastar menos?

R: En mi opinión, la clave más importante es –si queremos ahorrar- comenzar a hacerlo cuanto antes, porque el esfuerzo será menor, al distribuirlo en un número de años mayor.

Por último, y respecto a la forma de gastar menos, creo que se trata de una cuestión que depende enteramente de cada persona. No quiero hacer publicidad, pero hay entidades financieras como BBVA que, en sus páginas web, nos facilitan información desglosada por tipo de gastos (hogar, ocio, alimentación, transporte,…) e incluso nos permiten establecer alertas para limitar el gasto en dichas partidas.

En Mi Jubilación ponemos a disposición de toda la sociedad una calculadora de ingresos y gastos, que constituye una herramienta muy útil para determinar si tenemos capacidad de ahorro y, a partir de ahí, tomar las decisiones oportunas.

 
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