La edad no importa, ¿o sí?

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Chencho Arias Foto: abc.es

La edad no importa, ¿o sí?

La propuesta del Comité de Reformas de la FIFA de limitar a 74 años la edad de su presidente abre  el interrogante acerca de si es una estrategia para que el suizo Joseph Blatter no pueda continuar al frente de la organización o, efectivamente, hay una edad objetiva a la que hay que aceptar que cumplir años es una cortapisa para desempeñar satisfactoriamente el ejercicio profesional.

El borrador de sugerencias de la FIFA será votado el próximo mes de diciembre y nos sacará de dudas acerca del futuro de Blatter, de 79 años, actualmente suspendido de sus funciones por acusaciones de corrupción.

En España, grupos como los profesores universitarios y los investigadores poseen un abanico de posibilidades para seguir trabajando en su campo, pero la mayoría de los trabajadores, a no ser que sean autónomos, deben retirarse a una edad determinada.  Aunque la jubilación es un derecho, no una obligación.

El pasado jueves, una estadística publicada por el Gobierno japonés reflejaba que una de cada cinco empresas niponas emplea a septuagenarios. El número de empresas japonesas que da trabajo a personas de 70 o más años superó en 2015 el 20 por ciento. En España se vive una situación muy diferente.

Otra cuestión que cabría preguntarse es si las personas mayores están infrarepresentadas en la sociedad española u ocupan el lugar que les corresponde puesto que suman aproximadamente el 20 por ciento del conjunto de la población. ¿Cuántas personas mayores de 60, 65 ó 70 años conocemos en primera fila de la actividad profesional?.

En el ámbito político, destacan hoy personas como la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, o el alcalde de Valencia, Joan Ribó.

En el Parlamento, tanto en el Senado como en el Congreso, sí son más habituales los profesionales con una larga experiencia profesional. Sin embargo, aparecen voces críticas ya que, especialmente en la Cámara Alta, es un lugar que a veces se ha convertido en un retiro dorado y la actividad de determinados políticos acaba siendo muy marginal después de haber desempeñado importantes responsabilidades a nivel nacional.

Lo mismo ocurre en el mundo de la comunicación y el periodismo, los “popes” se cuentan con los dedos de una mano, mientras que en las ruedas de prensa abundan los jóvenes, algo impensable en países como Estados Unidos, Alemania y Reino Unido.  Leyendas como la reportera estadounidense Bárbara Walters, de 86 años, no son frecuentes, aunque en este ámbito destacan figuras como Iñaki Gabilondo y Luis del Olmo, actualmente en la retaguardia del periodismo patrio.

En el ámbito diplomático contamos con Inocencio Arias, nuestro embajador de referencia en Naciones Unidas y actualmente escritor, cronista, conferenciante y contertulio en radio y televisión.

La figura entrañable y respetada de antaño puede estar representada por la figura del Padre Ángel, omnipresente en los eventos sociales, con independencia de quién es el organizador. La pobreza no entiende de colores ni ideologías políticas.

Por supuesto, los mayores voluntarios que ofrecen su apoyo a iniciativas como el Banco de Alimentos representan un elevado número, pero no tienen  esa visibilidad social. Sí la tienen los llamados Comités de Sabios que se forman cuando hay que lidiar con una crisis  o un tema delicado, pero son “flor de un día” en los medios de comunicación.

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